viernes, 29 de agosto de 2014

EN EL CAPRILES Una fiesta ajena


Si bien la hinchada del plantel de Wilstermann estaba consciente de que revertir un 2-0 ante Peñarol era complicado, los preparativos se hicieron para festejar una posible clasificación; sin embargo, al final el que salió celebrando fue la visita.

La hinchada "aviadora" recibió a su equipo con una espectacular cortina de niebla roja. Minutos antes de que el equipo local ingrese al campo de juego, las cuatro tribunas se tiñeron de rojo con el excesivo humo, haciendo que el público se perdiera en una neblina escarlata.

Al son de “dale rojo, dale dale rojo y dale dale rojo” recibió su hinchada a Wilstermann, haciendo palpitar las cuatro tribunas del estadio como un solo corazón, que latía con la esperanza de que su equipo logre vencer para continuar en el certamen internacional.

Durante los primeros minutos del partido no hubo un solo segundo en el que las cuatro tribunas no alentaron al equipo anfitrión.

Cada jugada era acompañada por aplausos y aliento. Pero los hinchas wilstermannistas recibieron un disparó en el corazón con el gol de Diogo Silvestre a los 22 minutos.

A partir de ese tanto todas las tribunas (excepto la barra de los Gurkas, que seguro hoy estarán afónicos, porque no dejaron de cantar y alentar todo el partido) quedaron prácticamente mudas, y sólo levantaban la voz en alguna acción de riesgo o para reclamar mayor eficacia a su plantel a la hora de atacar.

Para empeorar el ánimo de los fanáticos aviadores, Peñarol extendió su ventaja con dos goles más, a través de tiros penales, convertidos por Jonathan Rodríguez (24'ST) y Juan Olivera (33'ST). La hinchada ya no sólo estaba silenciosa, sino que empezó a abandonar el escenario deportivo, cabizbaja.

Si ya con el 0-1 la fiesta era del visitante y su hinchada, que se apostó en la parte sur de la zona de preferencia, con el 0-4, convertido por Damián Macaluso (38'ST) fueron los únicos que gritaban, bailaban y festejan en el estadio Félix Capriles.

Si bien Wilstermann no pudo clasificarse a la segunda fase de la Copa Sudamericana, ganó en la recaudación, ya que de las 28.000 localidades se vendieron 17.495 y tuvieron un jugoso ingreso de Bs 1.029.840.

El estadio no tuvo un lleno completo, debido a la gran cantidad de entradas que quedaron con los revendedores. El club obtuvo una buena ganancia, aunque no sirve de consuelo.

APUNTES

Gurkas llegan como una marea roja

Como si se tratara de una ola muy bulliciosa, así llegó la hinchada de los Gurkas al estadio Félix Capriles, en una caravana de al menos unas 500 personas que recorrió desde la plaza Colón hasta el escenario deportivo con cánticos, juegos pirotécnicos y petardos. La hinchada hizo sentir su aliento previo al encuentro.

Muchos de esos juegos pirotécnicos no fueron detectados por la Policía, pese al control que ejercieron en el estadio.

Aurinegros y rojos en disputa

Desde muy temprano los hinchas de Peñarol se trasladaron al estadio Capriles, y como era de esperar, no fueron bien recibidos por los fanáticos locales. Los insultos no se dejaron esperar entre los fanáticos visitantes y los rojos que se encontraban en la curva sur. La pelea subió de tono en cierto momento y se arrojaron objetos, sin consecuencias. Al final la hinchada visitante tuvo que ser escoltada por la Policía para evitar agresiones.

La preferencia tuvo tinte de oro y negro

Al menos unos 500 hinchas de Peñarol llegaron hasta Cochabamba para alentar a su equipo. Una parte llegó vía aérea el miércoles y la gran mayoría llegó en buses a la Llajta.

Los fanáticos que llegaron en buses abandonaron la Llajta anoche rumbo a Uruguay. La hinchada decoró con más de 50 banderas la parte sur de la tribuna de preferencia, tanto así que incluso para ellos era difícil ver el partido por las banderas que pusieron en ese sector.

Revendedores no tuvieron su agosto

Si bien el club Wilstermann logró vender más de 17 mil localidades y tuvo una jugosa ganancia, no pasó lo mismo con los revendedores que esperaban hacer su agosto, porque se quedaron con fajos de entradas en las afueras del estadio. Algunos intentaron rematar hasta en Bs 30, siendo que ellos compraron en Bs 50 cada boleto para las curvas, cuando en horas de la mañana estas entradas eran comercializadas hasta en Bs 90.

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