Con miles de cosas en su cabeza, con sus dos celulares que no dejan de sonar y un sinnúmero de personas que entran y salen por la inmensa y bien trabajada puerta de madera que conecta el exterior con la enorme vivienda pintada toda de blanco, Grover Vargas, presidente de Wilstermann, confiesa cómo vive estas horas previas al partido de este domingo frente a Petrolero que puede darle su sexta corona de campeón liguero.
Desde hace seis meses que no puede salir a la calle, por el arresto domiciliario que pesa en su contra a raíz de un proceso penal, que si bien le preocupa, no le ha impedido recomponer al equipo de sus amores, conformar un grupo de dirigentes y jugadores comprometidos con la institución y cumplir sus objetivos, cuyo final está por concretarse con el título.
Tras pasar la puerta de ingreso, él está ahí, de pie, con polera a rayas y un jean azul recibiendo unos globos de color rojo que serán utilizados para darle la bienvenida al equipo este domingo en el estadio Félix Capriles. Hace una pausa y nos pide que lo esperemos unos minutos, mientras él termina de atender a la persona con la que está.
Una vez desocupado comienza a describir cómo han sido sus días estas últimas semanas, ni qué decir esta última. Casi no puede hablar, no por la emoción, sino porque sus celulares suenan uno tras otro. No hay pausa, tiene que seguir coordinando y planificando todo, ya que el resto de su directorio tiene otras tareas.
Al ser consultado sobre cómo ha logrado ser presidente de un club que está a punto de ser campeón dirigiendo todo desde su casa, él confiesa que se ha sabido adaptar y sobrellevar la situación, aunque para ello, considera clave el apoyo de su entorno, a quienes considera su familia, no de lazos sanguíneos, pero sí de convicción y objetivos.
Señala como punto clave el haber logrado que los jugadores solo piensen en el torneo y que no estén pensando en plata. Además, supo rayar la cancha y delimitar hasta dónde podían llegar los futbolistas, siempre en el marco del respeto y con límites.
“No ha sido fácil, hemos tenido que trabajar mucho, pero por suerte todos cumplimos nuestras funciones y logramos salir adelante y alcanzar este momento que muchos desearan vivir”, dijo.
Mientras habla, suena su Iphone y pide que por favor lo vuelvan a llamar, frase que vuelve a utilizar cuando timbra el Nokia, este un modelo antiguo, que vuelve a sonar varias veces durante la entrevista.
Tras reiniciada la conversación habla de los malos momentos que vivió este viernes en la mañana y por la tarde cuando un grupo de hinchas, molestos por el tema de las entradas, llegaron hasta su casa para insultarlo y exigirle que ponga más a la venta, como si se tratara de algo sencillo.
“Son cosas con las que hay que lidiar, molesta, pero tienen razón, quedamos cortos, pero no es nuestra culpa, no entra más gente al Félix Capriles”, sostuvo, a tiempo de reprochar el negocio de los revendedores que están haciendo su ‘agosto’ en los alrededores del estadio.
Confiesa que ellos solo vendieron de a cinco entradas por persona, pero que los revendedores siempre se dan modos para adquirir los boletos y hacer de las suyas, a pesar de que la Policía está ejerciendo un riguroso control.
Permiso especial
La pasión lo domina y no puede contenerla, pues mediante su abogado está gestionando un permiso especial y extraordinario ante el juzgado que lleva adelante su caso para que se le permita asistir este domingo al estadio y luego regresar a su arresto domiciliario. Sabe que es una posibilidad, pero no se emociona, prefiere esperar.
¿Qué hará si no le dan el permiso?, “lo miraré por la tele” dijo, a tiempo de explicar que debido a la cantidad de gente que se quedó sin entradas, se contactó con la empresa que tiene los derechos y le han dicho que lo van a pasar por señal abierta para toda la gente que se quedó sin boletos.
Cauteloso
Desde hace dos fechas él ha pedido cautela a todos y para este fin de semana también. Recuerda lo que le pasó a Oriente cuando perdió la final en Trinidad ante Wilstermann, precisamente, es por ello que ha querido mantenerse cauto, pero confiesa que es imposible.
Lo llama el gobernador del departamento, lo llama el alcalde, sus dirigentes, todos quieren hacer algo grande y él entiende que para luego del partido ya es tarde y por eso ya están preparando algo inolvidable para recibir un título más y dedicárselo a su hinchada. Detalles no quiere dar, pero será algo digno de un sexto título, aunque no se confía en Petrolero, equipo que le quitó el invicto en Villa Montes.
No sabe cuánto tiempo más estará encerrado, pero sí que su equipo está al día y apuesta a armar un equipo poderoso para encarar la próxima temporada y la Copa Libertadores.
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