Pisar la cancha del Félix Capriles no fue ayer algo trivial para Wilstermann. Era su cumpleaños, su día especial, aquel que no debía pasar desapercibido y, mucho menos, con un recuerdo amargo que pudiera atentar contra el “himno a la alegría” que, sin acordarlo, la hinchada tomó prestado para olvidar, durante 90 minutos, la situación agridulce que pasa el club.
Fueron pocos los testigos del triunfo, que llegó como una suerte de “lluvia bendita” de goles que puso un punto (suspensivo o aparte) en la sequía de victorias del equipo cochabambino.
No más de 3.500 hinchas le dijeron “sí” a la invitación de Wilster y acudieron a su fiesta. Quizás por las dudas en torno a lo que podría suceder o tal vez por el panorama complicado que atraviesa el cuadro local. Lo concreto es que la hinchada aviadora no depositó todas sus fichas sobre el equipo.
En un paréntesis quedó aquello. Los muchachos de la “w” azulada salieron al frente y cumplieron de manera doble: de forma real (cumplieron años) y de modo “romántico”, pues le regalaron el triunfo a su gente.
Thomaz Santos y Marcos Pirchio se encargaron de anotar los tantos ante Nacional Potosí (2-0), pero todos los jugadores pusieron su cuota.
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