lunes, 23 de enero de 2017

Alex Rodríguez “Wilstermann es mi segundo hogar”



Hace 30 años llegó a Wilstermann un muchacho humilde de 17 años con muchas ganas de colaborar y aprender más cosas en el fútbol, ahora, esta persona se convirtió en un símbolo del club, a quien los hinchas, jugadores, dirigentes y entrenadores valoran y quieren mucho.

Su trabajo a veces pasa desapercibido, empero Alex Rodríguez, más conocido como ‘Banana’, tiene una labor muy ajetreada, es el primero en llegar a las prácticas, con más de tres horas de anticipación, para alistar la indumentaria de los jugadores y el cuerpo técnico, y también es el último en retirarse. La exigencia es mayor cuando los entrenamientos son a dos y tres turnos, porque se queda todo el día lavando y ordenando la ropa deportiva.

La historia de ‘Banana’ comienza el año 1987. Él, al igual que muchos jóvenes asistían a los entrenamientos del rojo para observar el trabajo que realizaban los futbolistas y el entrenador, pero le llamó más la atención el movimiento que tenían Otoniel Novillo, kinesiólogo, y Vladimir García, exutilero, también conocido como el ‘Charango’. Un día se percató que necesitaban ayuda y no dudó ni un segundo en entrar al campo de juego para colaborar.

“Yo iba como un aficionado, me gustaba el fútbol, entonces iba a ver no más las prácticas, en una de ésas vi que Otoniel y el ‘Charango’ necesitaban una mano y fui. Me acuerdo muy bien de ellos porque los dos me enseñaron muchas cosas que hasta ahora me sirven mucho”, recordó con mucha añoranza.

Él no sabía lo que el destino y la vida le tenían deparado para el futuro: convertirse en uno de los referentes del club. Dos años después (1989) los dirigentes lo incluyeron oficialmente en planilla para que tenga todos los beneficios que se merece.

“Wilstermann es mi segundo hogar, donde pasé casi toda mi juventud, he atravesado buenos momentos, alegres y malos también, es una sensación especial trabajar aquí. Conoces gente de todo lugar y la alegría nunca falta”, comentó.

Pero lo que muchos no saben es que ‘Banana’ era jugador de fútbol y soñaba con ser uno de los mejores de Bolivia, le gustaba ser arquero. Jugó en la categoría ‘B’, en San Pedro. “Un puesto equivocado por mi tamaño, pero cuando era joven era muy ágil”, confesó.

Pero Dios tenía otro camino marcado para él... alzar cuatro títulos ligueros (2000, 2006, 2010 y 2016) y acompañar al equipo en seis Copas Libertadores de América (1995, 1999, 2001, 2004, 2011 y 2017) y tres Copas Sudamericanas (2007, 2014 y 2016).

En los 30 años al servicio del rojo, ‘Banana’ fue testigo del paso de varios jugadores, entrenadores y dirigentes. Remarcó que todos siempre dejan alguna enseñanza, pero al que más recuerda es al extécnico de aviador, en 1986, Raúl Pino, quien le dejó una frase que hasta la fecha se ha convertido como un legado de vida: “El fútbol está lleno de detalles y hay que seguir aprendiendo”.

Comentó que en su labor le tocó trabajar con jugadores nacionales y extranjeros que eran algo exigentes, pero también hizo varias amistades con los mismos. “Jugadores han pasado miles. En épocas teníamos futbolistas nacionales que eran muy exigentes. De los extranjeros todos vinieron y dejaron enseñanza. Algunos jugadores imitan lo bueno y otros lo malo (exclamó una sonrisa). Es lindo compartir sus hábitos y costumbres. Es bonito compartir tantas amistades”, dijo.

Mejores recuerdos

Los aficionados siempre observan a ‘Banana’ salir del vestuario norte del estadio Félix Capriles para festejar los goles, y no es casualidad que varios jugadores lo buscan para festejar sus tantos.

Pero dentro su baúl de los recuerdos, está marcado aquel partido de 1994, cuando Wilstermann jugó con Independiente Petrolero de Sucre la final del torneo Apertura. En la ida el rojo ganó (3-0), en la vuelta, perdió (1-0) y en el tercer partido, en la ciudad de La Paz, los aviadores hicieron una hazaña al revertir un marcador en contra de 3-0, al final terminaron imponiéndose 5-3. Resultado que les daba el boleto para jugar Copa Libertadores 1995, contra Alianza Lima y Sporting Cristal, ambos de Perú.

“Volcamos el resultado cuando ellos nos ganaban 3-0 y nosotros terminamos ganando (5-3). Recuerdo a Demetrio Angola (2), Wálter Maladott (2), Gastón Taborga (1), ese día hicieron los goles y ése ha sido el campeonato que más me gustó”, dijo.

Luego, añadió que también tiene un recuerdo especial del camino al ascenso, en 2012. “Era una etapa dura, no cobrábamos sueldos. Salimos campeones y descendimos. No había ni recaudaciones, no había fondos ni para viajar. El ascenso es como si hubiese nacido de nuevo el club. Hemos sufrido pero ha sido una gran alegría”, finalizó.



HOJA DE VIDA

René Alex Rodríguez Quiroga

Fecha de nacimiento: 17 de julio de 1965

Origen: Oruro, Bolivia

Edad: 56 años

Hijos: Pamela, José, Luis, Gina, Demy, Johan y Diego

Trabajo: Utilero de Wilstermann

¿Por qué ‘banana’?

Alex Rodríguez, contó el porqué de su apodo ‘Banana’: “Sergio Óscar Luna, un reconocido jugador 10 que tuvo el equipo, me decía ‘Bonano’, como yo era arquero, pero era chiquito, me decían ‘Bonano’ porque era bonito y enano. Hasta que un día apareció mi hijo, y en lugar de decirme ‘Bonano’ me dijo ‘Banano’, y desde entonces me quedé con el apodo de ‘Banana’”.

“Otito” fue como mi segundo padre

Sin duda alguna, Otoniel Novillo (+) se convirtió en más que un maestro para ‘Banana’.

“Otito ha sido mi segundo padre. Como decía la canción de Ana Bárbara (cantante mexicana): ‘todo lo aprendí de ti’, eso siempre le decía a Otito (sonrió), seguro desde el cielo nos está iluminando y está siempre en nuestro pensamiento y trabajo”, contó.

“Otito me indicaba el orden de las cosas, cómo doblar las poleras, para entonces no había mucho material que manejar. Cada jugador traía sus botines, lo único que controlábamos eran los ponchillos y los balones. Ha dejado buenas enseñanzas, ha sido un gran personaje, siempre está en el recuerdo de nosotros”, agregó.

Después, contó como anécdota, que cuando el profesor Emilio Portillo regaló ponchillos e indumentaria al club, junto a Otoniel tenían que ir hasta la sede del equipo, en la calle Ecuador, entre Antezana y Lanza, para lavar la ropa. “Y teníamos que rogar para que no llueva, porque si no, no secaba la indumentaria”, sonrió.

Luego, confesó que el ascenso a la Liga se lo dedicaron a Otoniel. “Esa vez dijimos: Oto ahora si puedes descansar en paz porque el equipo está otra vez en el lugar que corresponde”, acotó.

Para los partidos del Nacional ‘B’, ‘Banana’ siempre llevaba una fotografía de Otoniel y velas, para tenerlo siempre presente en el vestuario.

Anécdotas

Entre las dos anécdotas locas que tuvo ‘Banana’, en sus 30 años de servicio a Wilstermann, están dos entre las más destacadas. La primera entre 1994 y 1995, cuando se hizo dejar con el vuelo a Santa Cruz. “Me dormí. El vuelo salía a las 06:30, no llegué. Teníamos que jugar contra Oriente Petrolero. Tuvieron que jugar con poleras prestadas de Blooming. Fue una locura”, contó.

La segunda data de 1996, nuevamente se hizo dejar con el avión que los trasladaría hasta Sucre, empero esta vez porque Gilmar, mediocampista brasileño, a última hora le pidió unos botines que no había puesto en el equipaje. “En el aeropuerto me dijo: ‘Banana’ trajiste mis botines viejos, y yo le dije, no, traje los nuevos. Entonces me dice: no jugaré si no son con los viejos...Volví por el par de chuteras hasta el estadio y cuando regresé el avión estaba en el aire. Entonces opté en ir por tierra contratando un taxi, le pagué 100 dólares, llegué a tiempo al estadio para alistar las cosas, pero Gilmar no pudo jugar ese partido, ni se movió del hotel, porque se sintió mal”, recordó.

Entre otras cosas, reconoció que la labor que realiza es muy sacrificada, pero ahora tiene el apoyo de su hijo, Diego, quien se memoriza más rápido la pertenencia de las chuteras y demás. “Él reconoce bien los botines de cada jugador, y cada uno tiene más de tres pares”, acotó.


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