“No interpreto de otra forma el fútbol. Nosotros tuvimos en los anteriores partidos velocidad, pero no alcanzamos la precisión”.
El estratega destacó que el plantel Carbonero llegó a Cochabamba, luego de vencer los últimos cuatro partidos en el torneo charrúa. Además, dijo que es un equipo que conquistó varios títulos de la Copa.
“Hemos salido de una situación difícil con un paro en medio de dos semanas complicadas. También recibimos críticas duras y queda un equipo que impuso su jerarquía y tuvo la capacidad de generar desde el inicio una presión sobre el rival”.
Mosquera aseguró que conversó con los jugadores para que el histórico triunfo ante el Carbonero “lo tomen con calma y humildad” porque recién comienza el torneo de la Copa Libertadores y faltan varios partidos por disputar.
El entrenador comparó al fútbol sudamericano con un “café instantáneo” porque al agua hervida se le agrega el saborizante, el azúcar y se lo bebe”.
“Hace dos meses iniciamos un proceso con los jugadores de Wilstermann y esto no puede ser instantáneo. Con ocho semanas de trabajo estamos dando la medida internacional. Ahora se debe recuperar en el torneo nacional ”.
El buen fútbol que expuso frente a Peñarol espera repetirlo en los próximos encuentros y consolidar su sistema de juego ante el Palmeiras brasileño, el próximo 15 de marzo en Sao Paulo por la segunda fecha del grupo 5.
“El equipo que juega mal y gana con mucha dificultad, su camino es la segunda división”.
ESFUERZO Y ENTREGA El presidente de Wilstermann, Gróver Vargas, manifestó que la goleada ante los charrúas fue debido a la entrega y esfuerzo de los futbolistas. “Hoy comienza la historia del nuevo Wilstermann. Tenemos jugadores y un técnico con mucha experiencia en torneos internacionales”.
Aseguró que Mosquera cuenta con su respaldo para llevar al plantel rojo lo más lejos posible, en la Libertadores y la Liga.
“Cuando se gana todo es perfecto. No hemos jugado con cualquier equipo hemos superado a una gran institución de Sudamérica”.
El dirigente destacó que el partido 100 de Wilstermann “fue escrito con letras doradas” y se sacó la espina de la goleada inaugural de la Copa en 1960 (7-1), en el estadio de Montevideo.
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