domingo, 3 de mayo de 2020
Los Gurkas promueven campaña alimenticia; su banda trabaja para revertir el estigma y el miedo
La semana anterior, La Banda del Aviador, agrupación que le da ritmo a la barra brava de los Gurkas, fue parte de una olla comunitaria organizada por el programa radial Dosis de fútbol y el restaurante La Chura Tarija. Aportó con donaciones que fueron de mucha utilidad para alimentar a personas en situación vulnerable del departamento. La satisfacción propia luego de haber sido parte de un servicio social desinteresado tocó a sus integrantes, que entendieron que ese debía ser el preludio de una campaña con sello 100% wilstermanista.
Bruno, miembro de La Banda del Aviador, informó que los Gurkas han decidido impulsar una cruzada alimenticia “grande”, en la que intervengan toda la hinchada del club y su dirigencia. Haber palpado el hambre de forma directa resultó ser el principal argumento que movió la campaña.
Toda donación será bienvenida. Servirán la ropa y los comestibles no perecederos. “Tenemos pensado hacer una olla común la próxima semana. Está en planificación. Queremos que sea bastante grande, que toda la hinchada participe para que vean que somos solidarios y que Cochabamba siempre ayuda. Esta olla sería totalmente idea nuestra. Nosotros la manejaremos. Trataremos de que la dirigencia también nos pueda ayudar con algo, en nombre de Wilstermann. Estamos intentando sacar permiso para un vehículo con el que podamos recoger los donativos. Trazaremos una ruta para hacerlo de manera organizada”, comentó el fanático del club que actualmente ostenta el título de la División Profesional.
La tarea que pronto realizarán forma parte de un plan que se han propuesto los Gurkas, conscientes de que acabar con la estigmatización y contribuir a la unión de los simpatizantes de la institución deben ser las prioridades.
Bruno, encargado de manejar las redes sociales de La Banda del Aviador, relató que una de las premisas internas de la barra brava es desmitificar ante la sociedad ciertos prejuicios con los que han tenido que cargar por su condición de hinchas. Es más. Contó que, durante esta época de lucha contra la pandemia y de dificultad para generar ingresos, entre ellos suelen alimentar el espíritu de solidaridad asegurándose de que a ninguno le falte comida diaria. “Nuestro escuadrón es una familia. Siempre tratamos de ayudarnos y de velar por el bien de todos. Si uno, por mala suerte,se mete en algún problema, nos movemos lo antes posible. A veces se generalizan los comentarios, pero sabemos cómo es adentro de nuestro círculo. No ir a la cancha, para nosotros es bastante difícil porque somos tan apasionados por el fútbol y por ver a Wilster que los domingos se nos hacen eternos. Siempre estamos hablando por el grupo (de WhatsApp) entre nosotros y preguntando si todos se encuentran bien y si tienen algo para comer en la semana”.
Afirmó que se dan a la lucha contra el estigma y el miedo. De hecho, uno de los avances que ha notado es que, durante los compromisos en los que Wilstermann actúa como local en el Félix Capriles, ellos ya han conseguido mayor acercamiento con el resto de los simpatizantes. Y la clave para que el pensamiento cambiase y se tradujese en unión ha sido el descenso de la institución, marcado en 2011.
“Queremos que la sociedad nos vea diferente y que no nos juzgue tanto como lo hacía antes. Gracias a Dios, estamos lográndolo. Nos estamos uniendo con la hinchada, en general. Ya no nos tiene miedo. Se acerca, nos habla y nos preguntan. En la tribuna sur puedes ver a familias enteras dentro de la barra, sin problemas. Pienso que el año del descenso fue como un renacimiento para nosotros y para el club. A partir de ese año, hemos empezado a tener nueva mentalidad. El mensaje que deseamos mandar es que unidos somos más fuertes y mejores”.
Toda la barra sabe que el retorno al estadio será paulatino y no se concretará en breve. Es por ello que permanecerá atenta a las instrucciones desde el Gobierno transitorio, pues serán esenciales para que los miembros de los Gurkas implementen medidas de bioseguridad que tengan como fin la protección de todos. “Vemos bastante lejano el regreso del fútbol. Tendremos un tiempito para planificar. Cuando haya una luz verde, trabajaremos en medidas para nuestra propia seguridad”, analizó Bruno, quien ante el reto de elegir a un jugador de su club siente una admiración especial por Cristian el Pochi Chávez por su calidez personal y calidad en la cancha. Escoger a uno solo del “equipazo” que conformó el Rojo no es cosa sencilla. “Contamos con Ballivián (Ramiro), Arrascaita (Jaime). Este último es un refuerzo tremendo. En la defensa están Benegas (Ismael), Aponte (Juan Pablo) y Meleán (Alejandro). Es complicado elegir a uno. Ver a Wilster siendo el centro de atención de Sudamérica es muy lindo. Nos conocieron bastante en la región. En Brasil, te ven con el tatuaje y te dicen: Jorge Wilstermann”.
La Banda del Aviador es parte importante de la barra. Conformada hace ocho años, la agrupación es la encargada de dar ritmo y animar la fiesta cuando el Rojo juega en casa. Comenzó con 10 personas y ahora suma a 65. “Los que manejaban los instrumentos eran los miembros de otro escuadrón, que es Villa Coronilla. Ahí fue que surgió la idea de dos de los muchachos, quienes propusieron conformar un nuevo grupo independientemente. Ahí se juntaron, hablaron con los de Villa Coronilla y todos los que tocábamos en la banda decidimos fundar La Banda del Aviador y ser un escuadrón autónomo”.
Los músicos del Rojo son internacionales. Dejaron ver su condición hace unos días, cuando protagonizaron un video reflexivo en el que intervinieron hinchas de otros clubes de Sudamérica. La Banda del Aviador concentró tres de los cinco cupos que los organizadores colombianos asignaron a Bolivia. Esto generó un orgullo particular en los integrantes.
Con respecto a la relación amistosa o de “hermandad” que suelen tejer con pares de equipos de la región, Bruno detalló que el vínculo se mantiene con los de Independiente de Medellín y Emelec. Con este último, la relación comenzó poco después del retorno a primera. “Cuando jugamos la Libertadores, después de haber descendido, viajamos a Ecuador y se dio la amistad. Ellos llegan aquí, a veces, y tratamos de ayudarlos para que no gasten dinero. Sabemos que cuando nos toque ir allá ellos harán lo mismo”.
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