lunes, 25 de agosto de 2014
El fanatismo de Juan Carlos
Juan Carlos Polo Rivero es rojo a morir, pero no por comunista, sino porque es un apasionado por Wilstermann, el club de sus amores desde el vientre de su madre. Esa efervescencia por el equipo Aviador lo condujo a crear su propio museo en su domicilio de la avenida Circunvalación y Santa Cruz.
Es más, el fanatismo de Juan Carlos por el cuadro cochabambino lo llevó hasta vestir con calzoncillos, medias, cinturones, camisetas y chamarras con los colores y logos que identifican a Wilstermann.
Polo relata que ese apasionamiento germinó cuando era niño (12 años), época en que su padre, Luis Polo Rico lo llevó a ver jugar a Wilstermann, mientras la tendencia a recolectar suvenires nació también por “culpa” de su progenitor.
“Recuerdo que mi mamá guardaba los pines que le regalaban a papá en un joyerito y no me dejaba ni tocarlos. De esa manera nació la inquietud de cosechar cosas que están identificadas con Wilstermann”, rememoró Juan Carlos a tiempo de subrayar que su padre fue presidente de la Comisión Técnica de la Federación Boliviana de Fútbol (FBF) cuando Edgar Peña Gutiérrez ejercía como presidente. También fue vicepresidente de Wilstermann y primer gerente de la Liga del Fútbol Profesional Boliviano (LFPB), en la era de Alberto Alem Dips.
Juan Carlos recuerda que el 19 de marzo de 1973 su padre presidió la delegación de Wilstermann en el viaje a Buenos Aires, Argentina, en donde enfrentó a River Plate por la Copa Libertadores de América. Los Aviadores igualaron 2-2 con los riverplatenses.
“Yo no viajé con mi padre, pero escuché por radio el desarrollo del partido. Después del encuentro nos llamó llorando de emoción por el buen desempeño que tuvo nuestro equipo ante los argentinos. Ese momento fue determinante para hacerme hincha de Wilstermann. Me entró pasión”, sostuvo el vehemente wilstermanista.
HOJA DE VIDA
Juan Carlos Polo Rivero
Fecha de nacimiento: 27-02-1960
Origen: Cochabamba
Padres: Luis Polo Rico (+), Teresa Rivero de Polo (+)
Hermanos: Rita, Luis, Ronald, Dulia, Esther
Hijas: Teresa, María de los Ángeles, Juan Carlos (+)
La frase
“Siempre he sido wilstermanista, y voy a morir siendo wilstermanista”
El museo
El ambiente donde está instituida la galería de Juan Carlos quedó chico, debido a la cantidad de chamarras, camisetas, gorras, toallas, vasos, llaveros, sofás, paraguas, entre otras cosas, que tiene en el lugar desde hace mucho tiempo.
“Fui coleccionando poco a poco, ya no tengo espacio para poner otras cosas”, comentó el hincha acérrimo del Rojo.
Dentro del tesoro que acopió Juan Carlos se puede observar tres carabelas con los colores de Wilstermann. Así como Cristóbal Colón las bautizó con La Niña, La Pinta y Santa María, Polo Rivero nombró a la primera (las más grande) José Issa, porque el golero se erigió como una de las figuras más destacadas del cuadro cochabambino. La segunda es más fina y tiene más detalle en su construcción, por eso la llamó Limbert Cabrera Rivero. “La nominé así por la fineza que tenía para jugar el exfutbolista”.
La tercera lleva el nombre de Milton Teodoro Joana porque la Carabela “tiene un color más oscuro”.
Un pequeño estandarte, que data de hace 45 años, es otro de los emblemas que despuntan en el arsenal de los recuerdos que ostenta Juan Carlos.
“Es otro tesoro que heredé de mi padre. Le obsequiaron las alumnas del colegio Irlandés, cuando mi papá era director de ese establecimiento educativo”, señaló.
No obstante, de lo que más se siente orgulloso Juan Carlos, es del par de gorras colmadas de pines que tiene. “Recuerdo que Otoniel Novillo (fallecido en 2011) me ganaba en número de pines. Le dije que me vendiera, pero él me respondió: te lo vendo en un millón de dólares. Ahora ya sobrepasé la cantidad que tenía Otoniel”, comentó vanidoso Polo Rivero.
Familia de wilstermanistas
“El que no es wilstermanista no es Polo”, sentenció Juan Carlos, quien comentó que por las venas de los integrantes de su familia corre sangre aviadora.
“Sergio, el hijo mayor de Luis, mi hermano, es uno de los que desentona porque es hincha de Aurora. Mis hijas también se desmarcaron porque son chuquisaqueñas y, por ende, apoyan a Universitario, aunque no son fanáticas”, advirtió el entusiasta aviador.
Es tanto el amor que le tiene a Wilstermann que cuando descendió en 2010 se fue llorando a su casa. Esa tristeza, según Juan Carlos, no le pasó de un día para otro, pero pese a ello continúo respaldando al equipo de sus amores.
El 29 de junio 2012 volvió a festejar. Esa fecha Wilstermann retornó a la Liga después de vencer 1-0 a Guabirá en el estadio Patria de Sucre, con gol convertido por Juan Carlos Ojeda a los 24 minutos de la segunda parte.
“Fue un día inolvidable. Después del partido fuimos a festejar con algunos dirigentes a un pub cerca de la plaza. Cuando me retiraba a mi hotel, me encontré con integrantes de los Gurkas en la plaza 25 de mayo de Sucre, me pidieron que les obsequie 10 bolivianos para comprar un trago, me invitaron un poco, me gustó y me quedé con ellos a seguir festejando porque aboné 100 bolivianos más para que compren licor. Valía la pena”, concluyó.
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