Con lágrimas de emoción y una felicidad indescriptible, Mario Gutiérrez (de 47 años), se sentó en la nueva silla de ruedas que le regaló el volante brasileño Serginho, quien hizo llegar el obsequio al parqueo del estadio Félix Capriles, donde recibió sus presentes gracias a la inquietud el periodista deportivo Mauricio Miranda.
Se acopló a este emotivo momento el volante del Rojo Moisés Villarroel, quien le entregó la suma de 100 dólares, para apoyar al hincha de Wilster que está delicado de salud.
“Mario es hincha de Wilstermann desde muy pequeño y seguirá así hasta que Dios lo permita”, dijo su madre, quien explicó que le sacaron un riñón y el otro es muy pequeño.
“Él necesita sangre, plasma y tres veces a la semana se realiza hemodiálisis. Eso le provocó sordera. Él me dice que cuando me muera quiero un cajón rojo y azul”, recordó su madre llorando.
Es un hincha que no deja de asistir a los partidos de su querido equipo aviador, no importa el clima, hora ni distancia para cantar y festejar los goles.
“He viajado a Oruro, La Paz, Potosí, Santa Cruz y también estuve en Beni, cuando jugó la final de la Liga el 2000, frente a Oriente Petrolero”, recordó Mario, quien luce orgulloso su casaca y tiene dificultades para hablar.
Según su madre, él cuando estaba internado en el hospital no dejaba de ver los partidos de su equipo por la televisión o escucharlo por la radio.
“Celebro los goles y sufro cuando los resultados son negativos. Por mis venas corre sangre roja como el color de mi polera”, manifestó Mario.
Según la explicación de su madre, él sufre de meningitis con conmoción cerebral. “Son 38 años que la enfermedad lo está consumiendo y solo queda esperar el día de su partida”.
Pese a las dificultades que le puso la vida, Mario no deja de asistir al estadio junto a su pequeño sobrino Jorge Gabriel Aguilar (de 8 años), quien lo acompaña a los diferentes encuentros de Wilster.
Sin embargo, la enfermedad y las dificultades económicas para Mario se incrementaron cuando se vio obligado a dejar su trabajo como cuidador de autos.
Él dejó de tener un trabajo y ya no pudo generar recursos para comprar su entrada, pero con el apoyo de su madre (Malena) no deja de asistir al estadio para alentar a su equipo.
“El acomodaba y cuidaba autos en la final Ayacucho sur, pero la alcaldía lo volvió esa zona tarifada y ya no puede trabajar. Llora y se siente mal porque le faltan recursos”, explicó su madre quien vende golosinas en el mercado Calatayud (San Martín y Uruguay).
El eterno aficionado del Hércules quería cambiar su silla porque estaba mal y le hacía doler la espalda.
“Él quería una nueva silla de ruedas desde hace mucho tiempo, pero yo le decía con calma porque no nos alcanza (el dinero). Ayer (por el martes en la noche) él no durmió esperando estrenar su nueva silla”, comentó Malena, quien estaba feliz por verlo a su hijo emocionado por los regalos de uno de los ídolos de Wilster.
Algunas personas que estaban en el lugar (parqueo del estadio Félix Capriles) metieron la mano al bolsillo y le dieron algunos billetes a Mario, quien recibió muy agradecido el apoyo de aquellas personas que no conocía.
Mario confirmó que lucirá su camiseta el próximo miércoles cuando Wilster frente a Blooming, en el coloso de Cala Cala (20:30).
Las poleras oficiales de Wilster fueron regaladas por Luis Diez Canseco para Mario y el niño.
También fueron parte de este apoyo otras personas que prefirieron mantener su nombre en reserva.
DIRIGENCIA La dirigencia de Wilstermann brilló por su ausencia en la víspera, para apoyar a uno de sus fieles seguidores, en un momento difícil.
El periodista deportivo Miranda explicó que habló con algunos funcionarios del club para que le “otorguen un carnet de socio vitalicio para Mario”, pero la propuesta no tuvo un curso favorable.
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