lunes, 14 de agosto de 2017

La furia roja hace soñar



Ese grito final explosivo sublime frente a la hazaña concretada y acariciada. Por esos sueños cobijados con pasión. Por esos sueños del alma dibujando una sonrisa. La sonrisa de aquel niño, de esa jovencita, del pequeño que fue ayer. De los miles y miles de feligreses que en su plegaria fueron escuchados. En ese implorar por un Wilstermann en los cuartos de final de la Copa Libertadores de América.

El rojo que se hizo fuerte y valiente en el Mineirao. El rojo que no vaciló ante el infernal griterío de 40.000 fieles al Galo. El aviador que impuso con coraje su dibujo táctico. El rojo de esos once leones que no cedieron ante la alocada embestida del antagonista. Exponiendo el corazón en cada acción, en cada ataque que bloqueaban.

La feligresía se había ilusionado, se había preparado por cantar un triunfo, o el glorioso empate. Ese que fueron logrando minuto a minuto, jugada a jugada, hostigando al adversario, controlando su trajinar.

Cuando parecía que se quebraba el sueño, cuando el 0-0 corría peligro. Apareció el león del Mineirao con pasmosa frialdad… en esa que fue al piso, en la otra contra el césped y el pecho, ante las embestidas por derecha con Rocha, por izquierda con Cazares, siempre Raúl Olivares. Por arriba genial, grande el chileno en una noche de ensueño.

Mención de elogio para los vértices del triángulo imaginario y fantástico: Alex y Zenteno, bravos por arriba, duros por abajo. Sin claudicar y ejerciendo control frente al desenfrenado llegar del contendor.

Los once no se daban tregua en ese ejercer implacable marca por allí, por aquí. Por cualquier zona que tocaban los galos. El plan: no dejar que respiren, no permitir que sean prolijos. Enjaularlos en cada parcela por la que insinuaban atacar. Quebrar su arremetida.

Nada le fue factible, por ese incansable trajinar de los once rojos por donde transitaba la redonda. Había que ejercer impiadosa marca y así lo hicieron. Dejando el sueño en el rico pasado de realidad haciendo augurar y florecer una ilusión por un futuro de mayor felicidad.

Es el gran momento del rojo copero, del rojo que quiso y no pudo ser exitoso en las otras jornadas de Copa fuera de casa. Pero que en la más valiosa y gravitante hizo gala de su estirpe copera. De su estampa de equipo que no se amilana fortaleciendo la fe y el espíritu de lucha que hizo prevalecer en cada contienda de Copa, por más sorbitos de Copa. Como en la noche del miércoles 9 de agosto, la que tuvo un sabor delicioso a cosecha añeja. De los años de apogeo en la Copa.

En su primer empate ante equipos brasileños, con el 0-0 sin parangones y de gloria. Wilstermann hizo historia haciendo estremecer de emociones y recuerdos a su inmensa legión de admiradores. El rojo querido y del alma hizo temblar el Mineirao. En una noche inolvidable de fiesta con ribetes rojos.

Ahora viene River, el tres veces ganador de la Copa, el millonario que visitó Cochabamba en 1973 y 1982. Dos grandes sudamericanos muy queridos e idolatrados pasearán su fútbol por el Capriles (por confirmar) y Monumental, el 14 y 21 de septiembre, respectivamente.

River Plate, el once del grato nombre, el que alguna fue bautizado como la máquina, cuyos nombres quedaron inmortalizados: Muñoz, Moreno, Pedernera, Labruna y Lostau.

Los de la banda roja, que por la Copa debutó en La Paz en 1967, una tarde de domingo 12 de marzo. Su rival Bolívar. El resultado un electrizante 3-3. Los goles: Raúl Álvarez, Daniel Onega, Oscar Más, Osvaldo Franco y el “Mono” Lallana.

En la segunda y tercera visita a La Paz, el “Millonario” cosechó dos victorias ante 31 de Octubre y Universitario 4-0 y 2-0, respectivamente. En Cochabamba vino a perder su invicto el miércoles 28 de febrero de 1973. 1-0. En la evocación surge el gol de Limberg Cabrera Rivero a los 59. La jugada la inició Bravo, el pase fue del paraguayo Aniano Bernal, la conquista en el arco norte, el golero derrotado “Perico” Pérez.

Cómo no recordar al rojo de ese año: José Issa; Jaime Olivera, Juan José Ponce, Hugo Pérez, Limberg Cabrera Busset; Freddy Vargas, Víctor Hugo Bravo; Juan Carlos Sánchez, Cabrera Rivero, Milton Teodoro Joanna y Aniano Bernal. Alterno el brasileño Capú.

En Santa Cruz, River le ganó a Oriente 3-1, los goles de Carlos Morete, Ernesto Mastrangelo y Norberto Alonso. Empato 1-1 en 1991. También le ganó 2-0 en 2006.

Fue The Strongest el segundo equipo que supero a River Plate en 1982, 1-0. La noche del martes 27 de julio. El gol a los 49’, del argentino Carlos Enrique Huguenet. El año que los de “Núñez” vencieron a Wilstermann, 1-0, con Gol de Antonio Alzamendi.

En la reseña no pueden faltar dos preciosas goleadas, por el mismo marcador: 4-1 de Bolívar en 1991 y de The Strongest en 2001. Los goles del celeste Fernando Salinas 3 y Daniel Hernández. Los goles del tigre Doyle Vaca 2, Richard Rojas y Líder Paz.

Nadie puede dejar de evocar el 2-0 de San José al River del “Muñeco” Gallardo, en 2015. Ni el 1-1 de 2016, ante The Strongest, la que viene a ser su última presentación en La Paz.

Catorce son los partidos de River en Bolivia, ocho en La Paz, tres en Santa Cruz, dos en Cochabamba y una en Oruro. El saldo: cuatro victorias, cinco empates y cinco derrotas.

Una hoja color rojo trémula al viento saluda al aviador triunfador y copero, por la noche en la que hizo feliz a sus adherentes de todas las edades. Los que la noche sagrada del miércoles 9 de agosto jamás la olvidarán, la que habrá de ser parte del cofre de los hermosos recuerdos. Como la noche del espléndido 0-0 de Copa forjada por un once copero, en la noche de otra hazaña roja.

Del rojo que jugó la primera versión de la copa en 1960, del rojo cuyo primer triunfo de Copa fue ante ISF de Colombia en 1961, del rojo que viene a ser el primer equipo boliviano en pasar de ronda, el primero en eliminar a un equipo brasileño Es el rojo de los viejos recuerdos y triunfos de leyenda en la añeja Copa.

Wilstermann le dio magia y realidad al sueño dorado, en otra noche feliz de Copa. Como la linda noche del miércoles 9 de agosto en el Mineirao.



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