Ahora es el héroe chileno que se cargó a un pelotón boliviano en la espalda para dar guerra con el cuerpo y dejar, en la contienda de honor, el corazón, las vísceras, las manos y, por supuesto, su espíritu combativo.
Ahora devino en sinónimo de entrega y todos van hacia él, pues claro, se ha convertido en el astro nuevo de Wilstermann.
Raúl Olivares, que en mayo pasado recibió la desaprobación de algunos medios de la prensa deportiva local tras haber protagonizado un conflicto con un periodista (incluso hubo una resolución de “no dar cobertura a Wilster” por parte de una entidad que representa a una parte del rubro), pasó de la condena al idilio, al embeleso.
Y no fueron los hinchas del Aviador los que le bajaron el pulgar en aquel momento. Ellos se mantuvieron al pie del cañón, levantando la bandera de la defensa sin condiciones.
Decir que Olivares es la cara de Wilster a nivel internacional resulta obvio. Su última actuación lo elevó a las estrellas, casi a la altura de las cinco que descansan en el escudo del club.
Y ayer fue ovacionado enormemente. Tras el vuelo demorado del plantel, que arribó a la Llajta luego de la travesía en Brasil, el Araña fue abrazado por niños, adolescentes y otros simpatizantes que valoraron la capacidad de entrega y el humilde hambre de gloria de un hombre que ahora es admirado también por clubes del exterior que siguen la Libertadores. La mirada de los hinchas más chicos lo dijo todo: confían en su arquero.
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